La acción climática ha cobrado impulso en la última década, generando oportunidades económicas reales. Sin embargo, los esfuerzos actuales no están a la altura de los crecientes riesgos. Una acción climática más lenta implica retrasar inversiones cruciales para garantizar la resiliencia climática, la prosperidad y el bienestar futuros.
En 2025, los países tienen una oportunidad para recuperar el impulso y materializar los múltiples beneficios de una acción climática reforzada al presentar planes climáticos nacionales actualizados, o Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC). Esto coincide con un informe de la OCDE y el PNUD que aporta nueva evidencia de que acelerar la acción climática no solo es viable, sino que también tiene sentido económico: impulsa el crecimiento, genera dividendos de desarrollo y previene pérdidas derivadas de desastres climáticos.